domingo, 16 de julio de 2017

Dos misterios

El cine, dice Jean-Luc Godard, no es una arte ni una técnica, sino un misterio. Quizá se pueda decir lo mismo de la arqueología. Sin embargo, al contrario que el cine, nosotros no creamos el misterio, si no que nos lo encontramos: es parte de los contextos que excavamos y de los objetos mudos que sacamos a la luz. Nadie está más cerca de la historia que nosotros cuando desenterramos un artefacto usado en la Guerra Civil. Y al mismo tiempo nos encontramos muy lejos, en la mayor parte de los casos, de poder ofrecer una interpretación indiscutible
 
Esta es una granada de un mortero de espiga o lanzaminas que no llegó a explotar. Es una copia del modelo alemán de 1916, usado en las trincheras de la Primera Guerra Mundial. La de la foto la lanzaron los republicanos contra el Clínico desde sus posiciones más avanzadas al norte del edificio. En algunos casos no sabemos a ciencia cierta por qué un artefacto explosivo disparado no llegó a explosionar: ¿el ángulo del impacto, la carga explosiva defectuosa, el suelo cenagoso que se tragó el proyectil? En este caso si sabemos qué sucedió: alguien no le quitó el seguro a la granada. Se puede ver claramente la anilla junto a la espoleta. 

Pero esto no aclara el misterio, si no que lo amplifica ¿Por qué se olvidaron de quitarle el seguro? ¿Por la cadencia de tiro? ¿Estaban disparando tantos proyectiles, tan rápidamente, que en el frenesí del combate se les olvidó retirar la anilla? ¿O es sabotaje? Un soldado republicano afín a los sublevados, quizá, que quiso incrementar las posibilidades de vida de sus compañeros al otro lado de la tierra de nadie ¿O un recluta inexperto o nervioso en primera línea de fuego? O un inepto, sin más. 


Esto es una alianza de plata. Apareció en el nivel superior del edificio del asilo de Santa Cristina que estamos excavando. La zona en concreto son unas duchas (un lugar muy apropiado para perder este tipo de objeto). No sabemos todavía si se acondicionaron durante la guerra o existían antes. Tampoco sabemos si la alianza es del período bélico, anterior o posterior, porque en el estrato en que se recogió encontramos mezclados materiales de la guerra con otros de la posguerra y restos del asilo. La pátina hace pensar que se trata de una pieza antigua. La tipografía del número estampado tampoco parece reciente. Pero sin más análisis nos resulta difícil decir si es de los años 60 o de los 30. 

Si se trata de un anillo nupcial (como parecen indicar la forma, dimensiones y ausencia de decoración), podemos hipotetizar que perteneció a una persona de clase social media-baja, pues las alianzas de plata son la versión económica de las de oro. No encajaría con la zona, un barrio de clase media-alta (¿salvo que perteneciera a personal de servicio?). El anillo puede esconder cualquier historia. La más trágica y la más trivial ¿La perdió un marido infiel? ¿Es la alianza de bodas de un legionario, que quizá murió sin volver a ver a su esposa? ¿La abandonó en el parque una prometida despechada? No lo sabemos y quizá nunca lo sabremos.

El hecho de no saber a ciencia cierta hace estos objetos más interesantes. A veces se considera que la arqueología está lejos de ser una auténtica ciencia por su incapacidad de interpretar con total certeza los restos del pasado. Quienes así piensan, consideran que el misterio irresoluble es una debilidad de la disciplina, no un elemento positivo. Albert Einstein, quizá el científico más famoso de la historia, no opinaba lo mismo: "Lo más hermoso que podemos experimentar es el misterio. Es la fuente de todo arte y toda ciencia verdaderos".

Nuestras excavaciones revelan más misterios que certezas. Pero del enigma más grande con que nos hemos topado en esta campaña, hablaremos en otra ocasión.

No hay comentarios: